Excusa nº 1: No es posible pagar un salario digno porque no
hay consenso sobre cómo se calcula.
Excusa nº 2: Las personas consumidoras no quieren pagar más por
la ropa.
Como lo han demostrado los dos esquemas del artículo sobre el precio
de la mano de obra de los productos (unas zapatillas Nike o unos
vaqueros), un aumento incluso importante de los sueldos de los
obreros no influiría el precio de venta del artículo que está
fijado en cuanto a reglas de marketing. De hecho, el salario de los
obreros sólo representa una parte ínfima del precio total del producto
en venta. Una solución sencilla sería un mejor reparto del dinero entre los obreros y el personal directivo. Por supuesto, el personal directivo no está de acuerdo con esa solución porque sus miembros son ricos y rico rima con tacaño.

Excusa nº3: Son los gobiernos, no las empresas, quienes deben
fijar salarios mínimos suficientes.
Con
la firma de acuerdos internacionales, los gobiernos se
comprometieron a cumplir la ley y a proteger a los trabajadores contra
cualquiera violación de sus derechos fundamentales. Entonces, a los gobiernos les tocan fijar salarios mínimos suficientes. Pero con sus pesos económicos desproporcionados, las multinacionales
tienen una influencia muy fuerte en los gobiernos que quieren atraer inversores exteriores. Por tanto, los Estados defienden a menudo los intereses de las
empresas aunque esas no respetan los derechos de los trabajadores que se supone deben
proteger.
Pero las empresas también tienen una parte de responsabilidad. No sólo tienen una función económica, sino que también tienen una función social en cuanto a sus empleados. Las empresas deben tener en cuenta las consecuencias sociales y ambientales de su negocio. Sin embargo, la responsabilidad social de las empresas sigue siendo un compromiso voluntario. Todavía, no existe ningún marco reglamentario capaz de controlar sus actividades porque esas empresas no tienen estatuto legal internacional.
Excusa nº4: Nuestra empresa crea puestos de trabajo en estos
países. Al suministrarnos en estos países, ayudamos a los y las
trabajadoras que de otra manera no tendrían empleo.
Excusa nº 5: El coste de vida es más bajo en los países
productores de ropa. Es normal que los salarios sean más bajos.
Más bajos sí, pero dignos también. En Bangladesh, un salario digno valdría más o menos 100 euros/mes, es decir más de 10 veces menos que en Bélgica. Es normal que los salarios sean más bajos pero con la condición de que estos permitieran comer lo suficiente.
Excusa nº 6: Si se incrementasen los salarios, los países de
bajos ingresos perderían su ventaja competitiva.
Excusa nº 7: El código de conducta de nuestra empresa contempla
el pago de un salario digno.
Excusa nº 8: No podemos pagar más por la crisis económica.
Todo el mundo lo sabe, con la crisis los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. De hecho, en 2012, los beneficios de H&M e Inditex se dispararon. Así que no es una excusa válida.
Excusa nº9: Si pagásemos salarios mayores en la industria de
ropa, provocaríamos que las enfermeras y las maestras abandonen sus
empleos para ir a buscar trabajo en la industria de la confección lo
que destruiría el sistema educativo y sanitario de estos países.
No estoy de acuerdo. Si las empresas pagaban salarios mayores en la industria de
ropa, los obreros textiles gastarían, por ejemplo, más dinero en servicios sanitarios y enviarían a sus hijos a la escuela en vez de a los talleres. Las enfermeras y las maestras tendrían más trabajo y más dinero para comprar a su vez más bienes y servicios.
Excusa nº10: Nuestros accionistas no apoyan que se pague un
Salario Digno a los y las trabajadoras.